domingo, 6 de febrero de 2011

Capítulo 3

   Capítulo 3
A Vasilissa la llevaron a su primera clase, pero a Rose la enviaron a ver a un viejo moroi, que era el orientador o algo por el estilo en la Academia, no creía que Rose necesitará a un orientador, a mi parecer necesitaba otro tipo de ayuda: necesitaba más disciplina y aprender a utilizar de forma sabia esa conexión con la princesa Vasilissa.
Debería dejar de pensar en lo que necesita y trabajar en cómo conseguirlo, ya que ahora sería su mentor. Este trabajo no sería fácil, lo sabía, su carácter era difícil, ella era difícil, pero tenía fe en Rose sabía que lo lograría y llegaría a ser una buena guardiana.
Mientras Rose estaba con el orientador la Sra. Kirova me dio algunas “recomendaciones” sobre Rose  y  sus clases de entrenamiento extras. No duro más de cinco minutos, gracias a dios. Cuando salí me reuní con Alberta y los dos escoltamos a Rose hasta el gimnasio, ya que su primera clase era: Técnicas de combate avanzadas para guardianes. ¿A ver cómo se le da?
Cuando llegamos todos los estudiantes fijaron sus miradas en Rose. Está no se sonrojo como había pasado antes, esta vez se lo esperaba y con la cabeza bien alta dijo algo que me… sorprendió.
-Eh, Mason, sécate las babas. Si vas a imaginarme desnuda, hazlo en tu tiempo libre-pude oír bufidos y algún chiste.
El chico, Mason, volvió a la realidad y le dirigió una sonrisa torva, ¿sentía algo por ella? Al pensar esto algo en mi se contrajo, no me gustaba esa idea, supongo que sería porque no necesitábamos que dos guardianes se enamorarán ya que la única forma de que nuestra especie no extinga es con los morois ya que entre nosotros es imposible.
-Esté es mi turno, Hathaway. Hoy soy yo quién dirige la sesión-dijo.
-¿Ah, sí? Pues vaya. En fin, supongo entonces que es una buena ocasión para que pienses en mí desnuda.
-Siempre es un buen momento para imaginarte desnuda-dijo una voz cercana.
-Inmaduros-dije en voz baja, y en ruso, me daba dolor de cabeza los comentarios sexistas, y tampoco me agradaba demasiado que Rose tuviera que decir eso, solo para mostrar su liderazgo, cuando  no lo necesita, irradia ese poder me di cuenta desde el primer momento en el que la vi. Se parece a su madre, lleva el liderazgo en la sangre.
Minutos después cuando llegó el profesor, Rose y los demás se estaban riendo y más de uno le pregunto el por qué de su huída, pero ella, como esperaba, respondía con evasivas.
-Mason, ¿qué está pasando aquí?, se os oye desde el otro extremo de la Academia. ¡Ah!-dice fijándose en Rose por primera vez-Rose, bienvenida. Espero que te integres en la clase con rapidez. Y tú, Mason, prosigue-la última palabra del guardián me dio miedo hasta a mí.
El chico dhampir haciendo caso al profesor comenzó a dar la clase, pero al darse cuenta de que Rose estaba perdida la acerco a él tirándola del brazo.
 -Ven para acá, Hathaway. Tú serás mi compañera. Déjame ver qué has estado haciendo todo este tiempo-mientras tanto yo me trataba de ocultar, intentando que mi presencia no se notara para no afectar la clase y a la vez observaba las habilidades de Rose.
 Creo que paso una hora más o menos y Rose beso el suelo en más de una ocasión, menos mal que habían puesto colchonetas.
-No has practicado nada, ¿a que no?-digo el chico ayudándola a levantarse por enésima vez
-Ay- gruñó. Se había hecho daño y no sé porque una parte de mí deseaba ir a ayudarla, protegerla. Apartarla de Mason. Pero sabía que era solo un entrenamiento debía quedarme aquí, quieto-Te odio-dijo en cuanto estuvo de pie.
-Me habrías odiado más si te hubiera dejado ganar-respondió el chico con una sonrisa.
-Ah, sí, eso también es verdad- en ese momento sentí envidia de él, por conocerla.
-La verdad es que lo has hecho bien.
-¿El qué? Me has zurrado de lo lindo.
-Bueno, por supuesto que sí. Han sido dos años. Pero oye, todavía puedes andar, y eso ya es algo-tenía que dar la razón a Mason, esté era buen luchador y no cualquiera saldría a pie de una pelea como esa.
-¿Te he dicho que te odio?
-No te vayas a tomar esto mal… quiero decir de veras eres una buena luchadora, pero no hay forma de que puedas presentarte a los exámenes en primavera.
-Me van a dar clases extra. Estaré preparada.
-¿Y quién va a darte esas clases?
-Ese tío alto: Dimitri-el chico se paró de golpe.
-¿Belikov te va a dedicar tiempo aparte?
-Sí, ¿qué pasa?
-Pues que ese es tío es un Dios.
-¿No te parece que exageras?
-No, qué va, hablo en serio. Me refiero a que es tan tranquilo y antisocial por lo general, pero cuando lucha…guau. Si ahora crees que estás dolorida, prepárate para estar bien muerta cuando él acabe contigo.
¿Qué era eso de Dios? No me hace ninguna gracia la verdad y además nunca haría ningún daño a Rose. Me adelante para dejar de oír cualquier otro comentario sobre mi persona.
Al llegar a la segunda clase de Rose, “Teoría de la protección personal y el guardaespaldas 3”, estuve seguro que ella estaría perdida, ya que no hay 3º parte sin antes haber dado la 1º y la 2º.
-Pero ¿esto qué es? Nadie me había dicho que teníamos aquí hoy un ponente invitado, Rose Hathaway, ¡qué privilegio! Qué generoso por tu parte dedicar un tiempo de su atareado horario a compartir tu conocimiento con nosotros-digo Stan Alto, el profesor, era un poco más mayor que yo  y más bajo, aunque la mayoría de los dhampirs lo son. Estaba claro que no confiaba en Rose.
-Oh, vamos, vamos, ¡No te sientes allí! Ven hacía aquí, delante, de modo que me ayudes a impartir la clase.
-No dirá enserio que…-dice y puedo ver un tono rojo en sus mejillas.
-Quiero decir exactamente eso, Hathaway, así que vente al principio del aula-el aula se quedo en silencio y Rose se levanto y decidida se encamino al comienzo del aula donde se volvió hacía sus compañeros.
-Muy bien, Hathaway. Ilumínanos sobre tus técnicas de protección.
-¿Mis…técnicas?
-Pues claro. Sin duda debías tener algún tipo de plan que todos los demás no  podíamos comprender cuando te llevaste fuera de la Academia a un moroi de la raleza, menor de edad, y la expusiste a la amenaza continua de strigois.
-No nos encontramos jamás con ningún strigoi.
-Obviamente- dijo el maestro con una sonrisa-, ya me lo había imaginado, teniendo en cuenta que ambas seguís de una pieza.
Quería enfrentarle decirle que ella quizá pudiese con algún strigoi, aunque me calle recordando lo que había ocurrido en la clase anterior.
 -Así que, -prosiguió Stan-¿qué fue lo que hiciste? ¿Cómo te aseguraste de que ella estaba a salvo? ¿Evitaste salir de noche?
-Algunas veces-respuesta errónea.
-Algunas veces -dijo el maestro alzando la voz, haciendo que la respuesta sonase totalmente ridícula-Muy bien entonces supongo que dormías durante el día y permanecerías en guardia por la noche.
-Esto… no.
-¿No? Vaya, pues ésa es una de las primeras cosas que se menciona en el capítulo de las guardias en solitario. Oh, espera, ¡es imposible que lo sepas, porque no estabas aquí!
-Registraba el área de cualquier sitio al que íbamos-le dijo Rose, ya se estaba irritando.
-¿Ah, sí? Pues mira, ya es algo. ¿Usaste el método del cuadrante de vigilancia de Carnegie o el reconocimiento rotacional?-al ver que Rose no contestaba él prosiguió- Ah. Debo suponer que recurriste al método ‘echa-un vistazo-cuando-te-acuerdes-marca-Hathaway’
-¡No!-ese temperamento otra vez-Eso no es cierto, la vigilé. Está viva, ¿no es cierto?-Stan se inclinó hacia Rose.
-Porque tuvisteis suerte.
-Los Strigoi no andan reptando por todas las esquinas ahí fuera-contesto Rose- Las cosas no son como nos las habéis enseñado. Es mucho más seguro de lo que vosotros queréis hacernos creer.
 -¿Más seguro? ¿Más seguro? ¡Estamos en guerra con los strigois!-gritó muy cerca de su cara, a pesar de que tenía toda la razón, me molesto el tono que uso con ella-Cualquiera de ellos puede lanzarse directamente sobre ti y arrancarte ese preciosos cuello que tienes antes de que hayas podido darte cuenta y no le caería ni una sola gota de sudor del esfuerzo-El tan solo hecho de imaginarme lo que acababa de decir el profesor , me causaba un terrible dolor, no podía pensar en que un strigoi dañara a Rose, sentí una terrible necesidad de evitar que cualquiera le hiciera daño, no entendía porque ocurría. Simplemente necesitaba mantener la vista fija en ella, para saber que estaba bien y que ningún asqueroso Strigoi le había dañado. La voz del maestro Stan se hizo pequeña en mi mente, mientras intentaba olvidar la escena que acababa de describir. Y de pronto los ojos de Rose se toparon con los míos.
-La sangre moroi-susurro. Grave error, no entendía de qué hablaban por el hecho de haberme dejado llevar por las emociones; emociones que eran tan confusas que ni yo las lograba entender.
La profunda mirada de Rose seguía enlazada con la mía, y me sentía feliz, aunque su mirada me la hubiera dirigido simplemente por accidente o aunque ni siquiera estuviera pendiente de que está mirando, como cuando alguien se queda mirando hacia al vacío.
-¿Qué ha sido eso?-preguntó Stan en voz más alta-No lo he captado-la mirada de Rose se desvío hacia él, y sentí un enorme vacío, me hubiera gustado que ese momento hubiese durado más.
-¡La sangre moroi! Eso es lo que les fortalece-el profesor Stan asintió y dio unos pasos hacia atrás conforme, volví a la tierra y retome el hilo de la conversación. Sangre moroi era lo que hacía más fuertes a los strigoi.
-Sí, así es. Los hace más fuertes y más difíciles de destruir. Matan a humanos o dhampirs para beber de ellos, pero lo que quieren por encima de todo es la sangre de los morois, y por eso los buscan. Se han vuelto al lado oscuro en pos de la inmortalidad y se han dado casos de strigois desesperados que han llegado a atacar a un moroi en público. Y en otros, grupos de ellos han atacado academias como está. Algunos strigois han logrado vivir miles de años a base de consumir generaciones enteras de morois y es casi imposible matarlos. Y ése es el motivo por el que el número de morois decrece, incluso contando con los guardias, ya que no son lo bastante fuertes para protegerse a sí mismos. Algunos morois han dejado de verle el sentido a la vida y escogen convertirse en strigois. Y cuando los morois desaparezcan…
-...también lo harán los dhampir-completo ella.
-Estupendo-repuso él, lamiéndose los labios para limpiarse la saliva-Después de todo parece que has aprendido algo. Ahora debemos ver si puedes aprender lo suficiente para salir de esta clase y cualificarte para la experiencia de campo que tendrá lugar el próximo semestre.
Stan dejó que Rose volviese a sentarse en su pupitre y allí paso el resto de la clase. Tras “Entrenamiento con pesas y puesta en forma” y “Artes del lenguaje (para novicios)”llego el descanso para almorzar. Mientras acompaña a Rose hasta las zonas comunes no podía dejar de mirarla.
-Supongo que viste lo que pasó en la clase de Stan-me pregunto parecía preocupada por lo que yo pensase de ella.
-Sí.
- ¿Y no te parece que fue un poco injusto?
-¿Tenía razón? ¿Realmente te crees preparada de verdad para proteger a Vasilissa?-bajo su mirada y eso hizo que me despejará, ¿qué me estaba ocurriendo?
 -La he mantenido con vida-murmuró.
-¿Qué tal te fue la lucha hoy con tus compañeros de clase?-pregunté a pesar de saber la respuesta. Ella no me respondió.
-Si ni siquiera puedes luchar contra ellos...
-Vale, vale, lo sé-me cortó, otra vez esa actitud.
-Eres rápida y fuerte por naturaleza, lo que ocurre es que debes entrenarte bien. ¿Practicaste algún tipo de deporte mientras estuviste por ahí fuera?
-Ya lo creo-se encogió de hombros-De vez en cuando.
-¿No te uniste a ningún equipo?
-Demasiado trabajo. Me hubiera quedado aquí si hubiese querido practicar a ese nivel- otra vez, ese carácter, era exactamente lo que debía enseñarle a controlar.
-Nunca serás capaz de defender de verdad a la princesa si no afinas tus habilidades y siempre tendrás carencias.
-Seré capaz de protegerla-dijo molesta.
-No tienes ninguna garantía de que te la asignen, ya lo sabes, después de tu periodo de experiencia de campo o de la graduación. Nadie quiere desperdiciar la conexión existente entre vosotras, pero tampoco le van a dar un guardián poco capacitado. Si quieres estar con ella, entonces debes trabajártelo bien. Tienes tus clases, me tienes a mí, y puedes usarnos o no. Eres la opción ideal para proteger a Vasilissa cuando ambas os graduéis, pero para ello has de probar tu valía. Ojalá lo consigas-lo decía enserio, no quería tenerla lejos.
-Lissa, llámala Lissa- me corrigió, nunca iba a entender a los norteamericanos y esos nombres, en Rusia a las Vasilissas les decían Vasya, a mi parecer era mucho más fácil.
Tras esto me aleje de ella, tenía mucho en que pensar y un gimnasio que preparar.

0 comentarios:

Publicar un comentario